En la orden 10/8/2007, Anexo I, se añade “al currículo de Andalucía” la relevancia de contenidos transversales en todas las materias:

“a) La igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. El currículo permitirá apreciar la contribución de las mujeres al desarrollo de nuestra sociedad y al conocimiento acumulado por la humanidad.

b) La diversidad cultural en todos los ámbitos de la vida política y social.

c) El uso de las tecnologías de la información y de la comunicación […] que debe aprovecharse para la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje en general.

d) El fortalecimiento del respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y los valores que preparan al alumnado para asumir una vida responsable en una sociedad libre y democrática. El ejercicio responsable de estos derechos y deberes comportará una preparación para los retos de una sociedad cambiante que requiere ciudadanos y ciudadanas dispuestos a una convivencia basada en el respeto mutuo y en la cultura de paz y no-violencia, capaces de reconocer y respetar las diferencias culturales y que rechacen todo tipo de discriminación por razón de nacimiento, de capacidad económica o condición social, de género, de raza o de religión.

e) La adquisición de hábitos de vida saludable y deportiva, la capacitación para decidir entre las opciones que favorezcan un adecuado bienestar físico, mental y social, para sí y para los demás, la educación vial, la educación para el consumo, la salud laboral, el respeto al medio ambiente, la utilización responsable del tiempo libre y del ocio y el fomento de la capacidad emprendedora del alumnado”.

 

El currículo recién publicado por el RD 1105/2014 (26/12/2014), art. 6, se refiere a los “elementos transversales” en términos muy similares, aunque ponga mayor énfasis en algunos contenidos, tales como el rechazo de la violencia de género y de la violencia terrorista, la prevención del abuso escolar o el desarrollo del espíritu emprendedor.

 

Dichos contenidos están directamente implicados en el desarrollo de las competencias de los/as aprendices durante el conjunto de la ESO. Como es sabido, las competencias establecidas por la legislación educativa española se refieren a la contextualización, eficacia e impacto del aprendizaje en la sociedad contemporánea, de acuerdo con las exigencias de nuestro tiempo.

El discurso pedagógico sobre las competencias insiste sobre la práctica de habilidades y actitudes, en mucha mayor medida que sobre la memorización de nociones. De hecho, los conceptos solo pueden ser captados y comprendidos en la medida que se experimentan sus efectos en un mundo vital (Lebenswelt). Dicha evidencia procede, desde hace varios siglos, de la aplicación del método científico, el pragmatismo y la fenomenología en cualquier área del saber. No obstante, las últimas décadas han añadido otras razones, derivadas de la investigación neurológica y de la sociedad de la comunicación, por medio de las TIC. Las conexiones entre ideas son relaciones motivadas y multiplicadas gracias a una socialización de mayor alcance que en la era analógica, cuyo detonante son los medios digitales.

Así pues, los llamados “contenidos transversales” son, en realidad, valores puestos en juego por el aprendizaje integrado de distintas competencias: la equidad de género, la interculturalidad, la vida en democracia, el respeto al medio ambiente, el trabajo en equipo y la iniciativa emprendedora no pueden generarse ni reproducirse en la enseñanza tradicional, por medio de prácticas circunscritas al mundo académico. Tienen que comunicarse por medio de prácticas que impliquen el desarrollo interactivo de la socialidad y la ciudadanía, la relación con el mundo físico, la iniciativa personal, el aprendizaje crítico y permanente, la memoria histórica y cultural, la creatividad y la resolución de problemas.